Hasta siempre, Marisa.
Os comunicamos, con enorme pena, el fallecimiento de Marisa Orive, antigua compañera, profesora y directora durante muchos años de nuestra escuela.
Se nos ha ido con la misma discreción que le caracterizaba. Sin ruidos ni afectación. Marisa ha sido un ejemplo maravilloso como persona y educadora para todos los que hemos podido disfrutar de su compañía. Siempre con las palabras justas, sin sobresaltos, comedida y buscando lo mejor para la escuela y su alumnado. Un ejemplo de saber estar y profesionalidad tanto para aquellos que comenzábamos como para las compañeras de su generación. Una directora que supo continuar de un modo sobresaliente con el legado, y el consiguiente sacrificio, que las javerianas le propusieron.
Nos dejas sin palabras. Ya hace tiempo que te echábamos de menos. Ahora más, si cabe. No sabemos si fueron suficientes los elogios y el cariño que te quisimos dar el día de tu jubilación. Seguro que nos lo disculpas desde el cielo.
Mil gracias por todo, Marisa. Por poner buenas palabras, humor y tolerancia en toda circunstancia y ante cualquier inconveniente o disgusto. Intentaremos ser un poquito como tú, aunque nunca quisieras ser modelo de nada. Tu huella hace ya tiempo que se tornó indeleble en muchos de esos miles de alumnos que disfrutaron de tu docencia en el aula y son ahora profesionales del mundo sanitario. Lloramos ahora tu pérdida, pero no dudes que seguiremos poniendo buena cara a todo lo que está por venir; con la calma, el aliento y el afecto que nos dabas.
À jamais, Marisa.
Una gran pérdida, aquí si que vale eso de que siempre se van los mejores
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