Excursiones y vino, divino
Cada miércoles, en 2o curso del ciclo de Comercio Internacional, tratamos de conseguir entrevistas o charlas de distintas empresas que trabajen a nivel internacional.
El pasado miércoles 30 de octubre nos fuimos hacia la Font de la Figuera, un pequeño pueblo a una hora de Valencia. Allí se encuentra las bodegas Arráez.
Antes de entrar a la bodega, ya almorzando, nos metimos en el ambiente de la bodega que se transmitía por el pueblo.
Un pueblo de costumbres, que se respiraba familiaridad y tradición con un bar repleto de conversaciones y jaleo, un bar de los de siempre.
Entramos en la Bodega y después de unos saludos y una pequeña presentación de la empresa nos hizo un pequeño tour para explicarnos cómo hacen ellos el vino, tanto blanco como el tinto, moscatel, cava, etc.
Fuimos a la sala de exposiciones, y con vino en mano, nos fueron contando cómo de una bodega de tradición que pasó de abuelo a nieto pasando por su padre, se fue modernizando en procesos de producción pero sin perder la tradición.
El carácter de los vinos Arráez es más gamberro, un vino enfocado a un público más joven que le guste salir a beber vino no solo en una cena especial, si no en la barbacoa con tus amigos, en festivales y en los tardeos de cada terraza, sin olvidar esos vinos crianza y reserva para las cenas con tus suegros. Tienen un grupo de trabajo joven, creativo y activo, llenos de energía para poder transmitir todo ese proyecto que va viento en popa y apunto de inaugurar su nueva bodega en mitad de sus viñas.
Enfrentarse al mercado de vinícola lleno de tradición y comerciales en traje de chaqueta, es difícil si te presentas con Vans y gorra, pero incluso así han llegado vender hasta en China y Rusia y ahora están vendiendo en muchos puntos a nivel internacional.
Fuimos acabando con algunas preguntas hasta que se convirtió prácticamente en una conversación llena de anécdotas y algunas risas como consecuencia de esa pequeña cata que acabó con unas tablas de embutido sobre una barra de bar mientras acabamos la charla.
En conclusión entendimos que hay que creer en tu proyecto para venderlo, ellos empezaron en tiempos de plena crisis frente a un mercado cerrado, pero no tuvieron miedo y con mucho trabajo y por supuesto, siendo exigente y autocríticos, han podido ir creciendo exponencialmente.
https://bodegasarraez.com/
El pasado miércoles 30 de octubre nos fuimos hacia la Font de la Figuera, un pequeño pueblo a una hora de Valencia. Allí se encuentra las bodegas Arráez.
Antes de entrar a la bodega, ya almorzando, nos metimos en el ambiente de la bodega que se transmitía por el pueblo.
Un pueblo de costumbres, que se respiraba familiaridad y tradición con un bar repleto de conversaciones y jaleo, un bar de los de siempre.
Entramos en la Bodega y después de unos saludos y una pequeña presentación de la empresa nos hizo un pequeño tour para explicarnos cómo hacen ellos el vino, tanto blanco como el tinto, moscatel, cava, etc.
Fuimos a la sala de exposiciones, y con vino en mano, nos fueron contando cómo de una bodega de tradición que pasó de abuelo a nieto pasando por su padre, se fue modernizando en procesos de producción pero sin perder la tradición.
El carácter de los vinos Arráez es más gamberro, un vino enfocado a un público más joven que le guste salir a beber vino no solo en una cena especial, si no en la barbacoa con tus amigos, en festivales y en los tardeos de cada terraza, sin olvidar esos vinos crianza y reserva para las cenas con tus suegros. Tienen un grupo de trabajo joven, creativo y activo, llenos de energía para poder transmitir todo ese proyecto que va viento en popa y apunto de inaugurar su nueva bodega en mitad de sus viñas.
Enfrentarse al mercado de vinícola lleno de tradición y comerciales en traje de chaqueta, es difícil si te presentas con Vans y gorra, pero incluso así han llegado vender hasta en China y Rusia y ahora están vendiendo en muchos puntos a nivel internacional.
Fuimos acabando con algunas preguntas hasta que se convirtió prácticamente en una conversación llena de anécdotas y algunas risas como consecuencia de esa pequeña cata que acabó con unas tablas de embutido sobre una barra de bar mientras acabamos la charla.
En conclusión entendimos que hay que creer en tu proyecto para venderlo, ellos empezaron en tiempos de plena crisis frente a un mercado cerrado, pero no tuvieron miedo y con mucho trabajo y por supuesto, siendo exigente y autocríticos, han podido ir creciendo exponencialmente.
https://bodegasarraez.com/
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