TUTORÍAS QUE DEJAN HUELLA
Viernes a las 19 hs de una semana salpicada de festivos. ¿Qué hacemos? Somos pocos, pero con ganas de salir de nuestra comodidad e ir al encuentro de lo desconocido. Se nos ha ocurrido acercarnos al Botánico para ser voluntarios durante poco más de una hora.
Impresiona estar en la calle y ver la larga cola de personas que esperan algo de comida. Pronto nos asignan tareas. Sara, Cristian y Javi están repartiendo los bocadillos; Inés, Mª José y Marta ofrecen un vaso de chocolate y un dulce; y Adrián y Pablo, están donde se reparte la comida caliente.
Tratamos de vivir este servicio con naturalidad...sabiendo que no hacemos nada extraordinario, sino sólo vivir con un poco de humanidad junto a otras personas a las que no conocemos. Poco a poco, los rostros se hacen cercanos. María Luisa es una anciana que apenas puede caminar pero que viene a por comida porque su pensión no es suficiente para vivir dignamente; Paco, que vende libros usados en la calle, nos cuenta que ha sido una semana muy mala para la venta por la lluvia; y Binta, es una mujer africana que vive sola con su hijo sin ningún tipo de recursos. Su marido los ha dejado solos hace poco.
Alguno de nosotros comenta “¿Pero por qué pasan estas cosas?” Son situaciones que abren una brecha en nuestro interior…Este pequeño paso nos hace tocar la realidad con la mano, así como es, o al menos ampliar la mirada...para no vivir sólo de sueños.
Sin duda, habría mucho más que decir...pero quizás sería precipitado sacar conclusiones o dejarnos llevar sólo por sensaciones. Preferimos dejarlo descansar y custodiarlo en el silencio del corazón de cada uno. La recompensa está en sentirse co-creadores de una sociedad un poco mejor y un poco más justa.
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