ENTREGA PREMIO RELATO NAVIDEÑO
María José Arenas ha recogido hoy su tarjeta regalo como premio al mejor relato navideño que a continuación os transcribimos. ¡ENHORABUENA!
¡Esto es inaceptable! - dijo Baltasar levantándose de un asiento grande forrado de terciopelo rojo con adornos en tonos dorados.
Tranquilicémonos, hemos convocado esta reunión para hablar de ello y encontraremos una solución, Baltasar – decía apaciguadamente Melchor que se encontraba de pie andando de un lado al otro de la sala.
Eso es señores, esto no es una simple charla para ponernos al día y atiborrarnos a comer, hemos
venido a hablar de un tema importante – añadió Gaspar a lo que dijo Melchor.
Mientras decía esto, Gaspar entraba en la sala y saludaba a los presentes.
¡Buenas a todos, nos espera una noche muy larga y divertida! - dirigiéndose a ambos reyes y a los
otros seis pajes presentes.
La noche empezó con una cena digna de reyes, con copas de color dorado, platos con una pinta
deliciosa, por supuesto de postre roscón de Reyes, canciones navideñas y todos con una sonrisa
de oreja a oreja, todo parecía perfecto hasta que...
¡SEÑORES! Ya hemos pasado un buen rato, hemos contado historias, reído, y cenado
tranquilamente, vamos a comenzar con la reunión – exclamaba Baltasar.
Mientras los pajes despejaban la alargada mesa que por poco no llegaba de un extremo de la sala
al otro, lo más rápido que podían, uno de ellos se tropezó con la alfombra y cayó al suelo
¡POMM! Se escuchó repentinamente.
¿Estás bien Elías? - preguntaba Baltasar a lo lejos. Simultáneamente Elías recogía el plato que se
le había caído al suelo y al mirar a su izquierda se encontró con una cabecita.
Shhhh, no digas nada, por favor, he acabado aquí por equivocación dijo una voz. Elías veía
acercarse a Baltasar y recogió rápidamente.
Sí, señor, estoy bien, no se preocupe – dijo Elías entrecortadamente.
Con la mesa ya recogida y todos en sus asientos menos Baltasar que estaba de pie presidiendo la
mesa. La reunión iba a comenzar.
El tema por el que os he traído hasta aquí, es que los niños cada día están perdiendo más la fe en
nosotros, y los valores que queremos transmitir están siendo nublados por las tecnologías. - dijo
Baltasar con tono serio y mirada preocupada.
Yo estoy de acuerdo Baltasar, ya no es lo mismo ¿Qué ha sido de la diversión de antes? El
compañerismo, los niños de hoy en día pasan más tiempo con las videoconsolas que con sus
familias. - añadió Gaspar.
Pero no es malo jugar a videoconsolas, tiene pinta de ser muy divertido – dijo Josh, el paje,
tímidamente.
Yo estoy de acuerdo con Josh, debe ser divertido, pero tiene que haber un límite. – dijo Melchor.
¡Pues carbón a todos los que estén enganchados a las tecnologías! - dijo el Paje Juan entre risas.
No Juan, eso no es lo que buscamos, queremos enseñarles los valores de la navidad: Estar en
familia, ser generosos, querer, respetar y compartir. - comentó Baltasar.
¿Y cómo lo haremos? - dijo el Paje Juan.
Quizás necesitamos a alguien que hable por nosotros, que nos sirva de mensajero, ¿quién
pensáis que podría ser? - contestó Gaspar
Los Reyes y los pajes empezaron a decir ideas y el paje Elías era el encargado de apuntar todo.
De repente vio como la cabecita de antes se asomaba por debajo del mantel y le llamaba a
susurros.
Tsss..tss...tss...aquí..hazme caso - decía la cabecita.
¿Qué ocurre? ¡Te van a descubrir y si lo hacen no quiero hacerme responsable de ello! - Dijo
Elías con tono enfadado y en alto.
¿Y por qué no contestáis a las cartas de los niños recordándoles el verdadero valor de la
Navidad?
Si algo he aprendido mientras he estado escuchándoos debajo de la mesa es que tenéis razón, ya
no paso tanto tiempo en familia...mis amigos del colegio y yo solo marcamos goles en el FIFA, no
en el campo de fútbol donde siempre jugábamos y lo echo de menos, no le digo lo mucho que le
quiero a mi yaya ni le hago el caso que debería porque estoy demasiado embobado con mi nueva
tablet. - El susurro que salía de debajo de la mesa se había convertido en 1’45cm que salían al
exterior siendo expuesto a todo el mundo y hablando en tono firme.
La sala se quedó en silencio y con cara de asombro mientras miraban al hombrecito.
¿Tú quién eres? ¿Y qué haces aquí? - exclamaba Melchor.
Yo soy Leo, no sé cómo he llegado aquí, no he salido antes porque tenía miedo, pero también
quería decir lo que pensaba… lo siento - El hombrecito guardaba las distancias al sentirse
intimidado por la mirada de los tres reyes que le rodeaban.
Ese nombre te pega con esas agallas que tienes, chico - le dijo Gaspar mientras le sonreía.
Bien, vamos a hacer votaciones, quien esté a favor de enviar una carta junto a cada regalo, de
parte de los Reyes Magos para mostrar el verdadero valor de la Navidad que levante la mano.
Todos levantaron las manos al unísono.
RIIIING RIIIIIIING RIIIIING
¡Leo, despiértate! ¡Vamos, que llegarás tarde a clase! - se oía a lo lejos.
¿QUÉ? ¿Dónde estoy? ¿Reyes Magos? - gritó Leo.
Hijo, ya es la hora de despertarse, ¿de qué hablas? - respondió su madre.
Nada mamá, que te quiero mucho y esta tarde quiero salir al parque contigo y Luisita - contestó
¿Pero no decías que ya eras muy mayor para eso? - le respondió
Para nada Mamá, para nada. - Contestó mientras salía pitando a coger las cosas del colegio.
Entre los libros, se encontró una carta, en ella se podía leer <<Querido Leo, muchas gracias por
todo…Y el resto, es un secreto entre Leo, los Reyes Magos y los Pajes.
¡Esto es inaceptable! - dijo Baltasar levantándose de un asiento grande forrado de terciopelo rojo con adornos en tonos dorados.
Tranquilicémonos, hemos convocado esta reunión para hablar de ello y encontraremos una solución, Baltasar – decía apaciguadamente Melchor que se encontraba de pie andando de un lado al otro de la sala.
Eso es señores, esto no es una simple charla para ponernos al día y atiborrarnos a comer, hemos
venido a hablar de un tema importante – añadió Gaspar a lo que dijo Melchor.
Mientras decía esto, Gaspar entraba en la sala y saludaba a los presentes.
¡Buenas a todos, nos espera una noche muy larga y divertida! - dirigiéndose a ambos reyes y a los
otros seis pajes presentes.
La noche empezó con una cena digna de reyes, con copas de color dorado, platos con una pinta
deliciosa, por supuesto de postre roscón de Reyes, canciones navideñas y todos con una sonrisa
de oreja a oreja, todo parecía perfecto hasta que...
¡SEÑORES! Ya hemos pasado un buen rato, hemos contado historias, reído, y cenado
tranquilamente, vamos a comenzar con la reunión – exclamaba Baltasar.
Mientras los pajes despejaban la alargada mesa que por poco no llegaba de un extremo de la sala
al otro, lo más rápido que podían, uno de ellos se tropezó con la alfombra y cayó al suelo
¡POMM! Se escuchó repentinamente.
¿Estás bien Elías? - preguntaba Baltasar a lo lejos. Simultáneamente Elías recogía el plato que se
le había caído al suelo y al mirar a su izquierda se encontró con una cabecita.
Shhhh, no digas nada, por favor, he acabado aquí por equivocación dijo una voz. Elías veía
acercarse a Baltasar y recogió rápidamente.
Sí, señor, estoy bien, no se preocupe – dijo Elías entrecortadamente.
Con la mesa ya recogida y todos en sus asientos menos Baltasar que estaba de pie presidiendo la
mesa. La reunión iba a comenzar.
El tema por el que os he traído hasta aquí, es que los niños cada día están perdiendo más la fe en
nosotros, y los valores que queremos transmitir están siendo nublados por las tecnologías. - dijo
Baltasar con tono serio y mirada preocupada.
Yo estoy de acuerdo Baltasar, ya no es lo mismo ¿Qué ha sido de la diversión de antes? El
compañerismo, los niños de hoy en día pasan más tiempo con las videoconsolas que con sus
familias. - añadió Gaspar.
Pero no es malo jugar a videoconsolas, tiene pinta de ser muy divertido – dijo Josh, el paje,
tímidamente.
Yo estoy de acuerdo con Josh, debe ser divertido, pero tiene que haber un límite. – dijo Melchor.
¡Pues carbón a todos los que estén enganchados a las tecnologías! - dijo el Paje Juan entre risas.
No Juan, eso no es lo que buscamos, queremos enseñarles los valores de la navidad: Estar en
familia, ser generosos, querer, respetar y compartir. - comentó Baltasar.
¿Y cómo lo haremos? - dijo el Paje Juan.
Quizás necesitamos a alguien que hable por nosotros, que nos sirva de mensajero, ¿quién
pensáis que podría ser? - contestó Gaspar
Los Reyes y los pajes empezaron a decir ideas y el paje Elías era el encargado de apuntar todo.
De repente vio como la cabecita de antes se asomaba por debajo del mantel y le llamaba a
susurros.
Tsss..tss...tss...aquí..hazme caso - decía la cabecita.
¿Qué ocurre? ¡Te van a descubrir y si lo hacen no quiero hacerme responsable de ello! - Dijo
Elías con tono enfadado y en alto.
¿Y por qué no contestáis a las cartas de los niños recordándoles el verdadero valor de la
Navidad?
Si algo he aprendido mientras he estado escuchándoos debajo de la mesa es que tenéis razón, ya
no paso tanto tiempo en familia...mis amigos del colegio y yo solo marcamos goles en el FIFA, no
en el campo de fútbol donde siempre jugábamos y lo echo de menos, no le digo lo mucho que le
quiero a mi yaya ni le hago el caso que debería porque estoy demasiado embobado con mi nueva
tablet. - El susurro que salía de debajo de la mesa se había convertido en 1’45cm que salían al
exterior siendo expuesto a todo el mundo y hablando en tono firme.
La sala se quedó en silencio y con cara de asombro mientras miraban al hombrecito.
¿Tú quién eres? ¿Y qué haces aquí? - exclamaba Melchor.
Yo soy Leo, no sé cómo he llegado aquí, no he salido antes porque tenía miedo, pero también
quería decir lo que pensaba… lo siento - El hombrecito guardaba las distancias al sentirse
intimidado por la mirada de los tres reyes que le rodeaban.
Ese nombre te pega con esas agallas que tienes, chico - le dijo Gaspar mientras le sonreía.
Bien, vamos a hacer votaciones, quien esté a favor de enviar una carta junto a cada regalo, de
parte de los Reyes Magos para mostrar el verdadero valor de la Navidad que levante la mano.
Todos levantaron las manos al unísono.
RIIIING RIIIIIIING RIIIIING
¡Leo, despiértate! ¡Vamos, que llegarás tarde a clase! - se oía a lo lejos.
¿QUÉ? ¿Dónde estoy? ¿Reyes Magos? - gritó Leo.
Hijo, ya es la hora de despertarse, ¿de qué hablas? - respondió su madre.
Nada mamá, que te quiero mucho y esta tarde quiero salir al parque contigo y Luisita - contestó
¿Pero no decías que ya eras muy mayor para eso? - le respondió
Para nada Mamá, para nada. - Contestó mientras salía pitando a coger las cosas del colegio.
Entre los libros, se encontró una carta, en ella se podía leer <<Querido Leo, muchas gracias por
todo…Y el resto, es un secreto entre Leo, los Reyes Magos y los Pajes.
felicidades mariajo!!!
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