ALERTA ROJA: SEGURIDAD ON LINE
¿Alguna vez te has sentido observada en Internet?
Yo tampoco lo pensaba mucho. Era algo normal: subir fotos, chatear, comprar cosas, ver videos... Pero todo cambió cuando empecé a notar cosas raras. Correos de lugares donde nunca estuve, anuncios demasiado acertados y esa sensación incómoda de que alguien podía meterse en mis cuentas. Fue ahí cuando me di cuenta: proteger mi información no era opcional. Es algo que, aunque no lo notemos, afecta cada rincón de nuestra vida digital.
Al principio, solía publicar fotos, mensajes y detalles de mi vida sin pensarlo demasiado. Creía que lo que subía solo lo veían mis amigos, pero la realidad es que una vez algo está en Internet, ya no tienes el control total. Ahora soy mucho más consciente de lo que comparto y siempre me pregunto: ¿Estaría cómodo si esto lo ve alguien más allá de mi círculo cercano?
Mis Hábitos con las Contraseñas
Confieso que antes solía usar las mismas dos o tres contraseñas para todo. Era práctico, pero también un gran riesgo. Poco a poco, he aprendido a diversificar las contraseñas y combinar números, letras y símbolos. Aunque al principio me costó recordarlas, un gestor de contraseñas me ha salvado la vida. También he comenzado a usar la verificación en dos pasos en casi todas mis cuentas importantes. Esto me da mucha tranquilidad, sabiendo que si alguien intenta acceder, al menos tendrán que superar un obstáculo más.
Navegando con Precaución
Otro cambio que he hecho es prestar atención a los sitios en los que ingreso mis datos. Ahora siempre busco el candado cerrado y el "https://" antes de confiar en una página. Además, utilizo la navegación privada para búsquedas más personales o para evitar que me bombardeen con anuncios relacionados. Me parece una herramienta súper útil, especialmente cuando planeo viajes o busco regalos.
En el Ámbito Profesional
Trabajando con datos sensibles, he aprendido lo fácil que es cometer un error que comprometa la información de una empresa. Desde entonces, soy muy cuidadosa con los correos que abro y los enlaces que clico. Sé que mi responsabilidad no es solo proteger mi trabajo, sino también la confianza de quienes confían en mí.
En conclusión, creo que muchas veces no somos conscientes de la huella digital que dejamos. Todo lo que hacemos en Internet tiene el potencial de quedar expuesto, desde fotos hasta historiales de búsqueda o información financiera. Por eso, hoy soy mucho más precavida con las decisiones que tomo en la red.
Estos son algunos de los hábitos que he incorporado para protegerme mejor, pero siempre hay algo nuevo por aprender. ¿Y tú? ¿Qué haces para cuidar tu seguridad en Internet? ¡Cuéntamelo en los comentarios!
(Entrada resultado de una actividad para el módulo de Ofimática y Procesos de la Información realizada por de Bianca Alonso, alumna de 1º del CFGS Administración y Finanzas)
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